martes, 20 de marzo de 2018

La inspiradora historia del multimillonario que vive en una caravana


La vida y filosofía de Daniel Norris es un ejemplo que demuestra de que aun teniendo muchísimo dinero se puede ser felíz sin utilizarlo y vivir en armonía con el medio ambiente, el planeta y uno mismo.

Daniel Norris, jugador de los Toronto Blue Jays de la Major League Baseball (MLB), duerme en una caravana en un estacionamiento cerca de unos grandes almacenes y percibe tan solo 736 euros al mes a pesar de que gana cerca de dos millones de euros al año.
                              

¿Por qué? “Es como el yin y el yang. Puede ser poco convencional, pero me siento bien con mi estilo de vida. En realidad, estoy más cómodo siendo pobre”, confesó.

En realidad, Norris nació en una familia de clase media. En la escuela jugó al fútbol y al baloncesto, pero, sobre todo, destacó en béisbol. De ahí que en 2011 firmara su primer contrato como profesional a razón de casi dos millones de euros por temporada. Aquel día, lo celebró comprándose una camiseta por 12 euros. Pero antes de llegar a ser multimillonario, ese mismo año, adquirió también por 9.200 euros su casa: una caravana Volskwagen Westfalia 1978.

                        

“Shaggy” nombre que le ha puesto en honor al personaje de Scooby Doo lo tiene todo: cama, una cocina portátil para hacer huevos fritos por la mañana temprano y un salón donde pasar el día. Shaggy es su mejor compañera, la que le lleva a los entrenamientos y le permite escaparse a la playa para surfear, su otra pasión. En su camioneta recita poemas, canta canciones, hace café francés por la noche, lee a Jack Kerouac y escribe lo que llama “El diario de pensamientos” donde anota sus reflexiones antes de ir a dormir.

No le importa que lo hayan llamado surfista indigente, vagabundo espiritual o adolescente sin control. Él sabe bien quién es y cómo quiere vivir. Es ecologista, pobre por convicción y multimillonario por casualidad.
                         

¿Y hippie? “Sí, un poco”, reconoce. Pero no le hablen de drogas o de alcohol, no los ha probado. Lo único malo que ha hecho en su vida es echarse una novia que no compartía sus ideales. La chica era tan “rara” que le gustaba tener una habitación grande y un salón donde ver la televisión.

A sus 21 años, le da igual la fama y también el dinero. Gana cerca de dos millones de euros, pero le ha dicho a sus agentes que sólo le ingresen en la cuenta 736 euros y el resto lo guarden sin tomar ningún riesgo. No necesita más.

Eso sí, empezada la temporada regular Los Toronto Blue Jays le exigen que viva en un piso compartido cuando hay competición y él ha aceptado.

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